Justo ahora,
cuando queda una semana, echo la vista atrás, y me doy cuenta de todo lo vivido
desde que comenzó esta aventura. Cuando la estabilidad se había instalado en mi
vida, decidí, como dice J. Bucay, “ponerme el traje de baño, coger la tabla de
los proyectos, y lanzarme al futuro a esperar esa ola llena de nuevas
experiencias”.
Estos
últimos tres meses han estado llenos de pequeños momentos que no quiero
guardar solo para mí, y como una imagen vale más que mil palabras, merece la pena
recordar algunos de ellos.
Esas excursiones, risas y despedidas americanas, de unas grandes compis.
Esa gran familia madrileña, con la que tanto he compartido.
Esas visitas
inesperadas de quienes siempre han estado ahí.
Esos pequeños
detalles que te hacen sonreír, aunque el día esté un poco nublado.
Esos paseos que te llenan de energía. Málaga La Bella, te voy a echar de menos.
Esos ratitos en familia que no se cambian por nada. Esos amigos de siempre...
Reencuentros que te hacen disfrutar de cada instante.
Y después de todo, ¡llega el gran momento!
En estos
últimos días, siento un cosquilleo difícil de explicar, las emociones van y
vienen, pero la ilusión siempre ha estado ahí. Así que la maleta pesará un
poquito más, porque va cargada de buenos ratos, ¡y muchas, muchas ganas!
Prometo “irme,
pero no hacerme”.
¡Hasta
dentro de una semana, desde el otro lado del charco!
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