¡Cuántas ganas de volver por aquí! Ya necesitaba compartir un poquito más de los últimos viajes y descubrimientos, así que, let's go!
Ya comenté en las primeras entradas que en julio me mudaría a Piedmont, en la zona de la bahía de San Francisco, así que la semana pasada nos fuimos de visita a nuestra futura casa, y la verdad es que ahora que me empiezo a acostumbrar a LA, cada día me gusta más, y no quiero pensar en el momento de irme. Pero si esto es lo primero que voy a ver cada mañana al despertarme, adelante.
Sábado, 8 febrero 2014.
Empezamos el día en la estación de metro de San Francisco, BART (Bay Area Rapid Transit). En ese momento empecé a echar de menos el cercanías de Madrid y la estación de Atocha. Es difícil entender cómo ciudades tan grandes pueden tener una red de transporte público tan mala (ocurre lo mismo en Los Angeles), pero cuando vas en el coche te das cuenta de que todo el mundo conduce, y son pocos los que usan el autobús o el metro. Así que, adiós AVE, ¡cuánto te voy a echar de menos!
A la llegada a "Powell Station" nos esperaba una ciudad con un encanto especial, y como no puedo dejar de hacer fotos a cada calle, cada esquina, cada rincón, comparto un poquito más con vosotros.
Union Square y Powell Street |
Cable car en Powell Street |
Hora del Brunch |
Después del mítico Brunch, continuamos con una visita a Chinatown, donde no puede faltar la "egg cake", una pequeña tartaleta de hojaldre rellena de crema de huevo. Y como buena amante del arte culinario, y teniendo en casa a una familia oriental, no puedo dejar de probar cada plato que descubro. Pero este tema merece una entrada aparte.
Chinatown |
Después de visitar Chinatown, decidimos probar, según dicen, los mejores burritos mexicanos de todo San Francisco, en Mission Street. Y puedo decir, que los comentarios son totalmente ciertos, y que además de los burritos, hay que pedir "nachos y tacos", pero siempre con una botellita de agua, incluso para los paladares más atrevidos.
Y por fin, el momento más esperado. Uno de mis deseos desde que llegué a Estados Unidos era ir a una fiesta de esas que vemos en las pelis con los típicos "vasos rojos". Para organizar una "american party" basta con una casa (de tamaño mediano), unas 100 personas más del aforo real, muchos snacks, cerveza, refrescos con gas, algún que otro amigo loco, y por supuesto, vasos rojos. Así que desde el momento en el que pisé la fiesta, me hice con uno, y es que, ¡la inmersión cultural está siendo todo un éxito! Good job!
Y si de repente alguien va por la calle y se encuentra un coche con un bigote rosa en la parte delantera, que nadie se extrañe, es algo muy típico. La primera vez que lo vi, pensé que si además de girar a la derecha con el semáforo en rojo, se atrevían a llevar bigotes rosas en los coches, entonces algo raro pasaba. Pero todo lo contrario, es algo novedoso y muy útil, un sistema de transporte alternativo al taxi, y según dicen, un 30% más barato. Solo hay que descargarse la aplicación en el móvil, y seleccionar la ubicación actual. En menos de cinco minutos tendrás delante a un coche con un bigotito rosa encima de la matricula. De momento, solo lo he usado una vez, pero es bastante más divertido y barato que el taxi.
Lyft car |
Y ahora que me empezaba a acostumbrar a los 20ºC de media, tras un día entero de lluvia y más lluvia en San Francisco, echaba de menos LA, pero aún así, ya sea con paraguas o sin él, me encanta seguir descubriendo cada día un poco más. Después de todo, los días de lluvia también tienen su encanto...
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